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En el día a día pareciera que el aprendizaje se esconde. Si te preguntamos ¿qué aprendiste la semana pasada?, probablemente no te sea fácil responder. Si te preguntamos ¿qué te gustaría o necesitas aprender el próximo mes? tendrías que pensarlo en serio o podrías dar una respuesta teórica. 

Por otro lado, si te preguntamos qué tan buen aprendiz eres, probablemente tu respuesta sea “ando siempre aprendiendo”, “aprendo de toda circunstancia y de todas las personas”, pero ¿qué tan concreto es esto?, ¿cuándo realmente “nos golpea” el aprender?

  • Cuando me equivoco y el resto se da cuenta (y me duele el ego)
  • Cuando veo a alguien hacer algo que yo no puedo (y me da envidia)
  • Cuando tengo un desafío que me supera (y me siento insuficiente)
  • Cuando recibo feedback de mejora (y no estoy de acuerdo)

#ser-aprendiz #duele

Con esto no queremos decir que la única forma de partir un aprendizaje es desde experiencias negativas, pues muchas veces proactivamente buscamos ser mejores. Pero en el proceso descubriremos áreas donde no somos competentes, donde tenemos espacios para mejorar y darse cuenta de aquello, duele.

Todos sabemos y no discutimos que ser-aprendiz es importante, necesario y útil… pero la verdad es que nos arrancamos del aprendizaje:

Lo idealizamos: tenemos en la mente una imagen de aprender como un camino en que todo fluye: lees un libro de cómo liderar equipos y te vuelves un mejor líder. Qué agradable y entretenido. La verdad es que en tu primera reunión de equipo te das cuenta que no te has ganado la autoridad, hay gente desmotivada y que la teoría del libro no estaba ni cerca de ser suficiente. Como no nos gusta sentirnos insuficientes, inconscientemente evitamos ponernos en modo aprendiz.

Lo despriorizamos: para muchos pesa más la credencial que el aprender. Si el aprendizaje no es “certificado” por una universidad o institución y no nos aporta al curriculum le damos menos prioridad. ¿Por qué no tomamos más cursos virtuales sobre temas que nos interesan? ¿Por qué no pedimos a otros que sean nuestros mentores? ¿Por qué no participamos de más comunidades de aprendizaje?

No lo diseñamos: el aprendizaje nos pasa. Son pocos los que andan diciendo: “para desarrollar mi capacidad X, la próxima semana tomaré estas acciones”. Diseñamos y planificamos nuestros trabajos de manera diaria, semanal y anual pero ¿por qué no diseñamos nuestro plan personal de aprendizajes? Algo así como mi plan estratégico de lo que necesito aprender al 2025 para acercarme a ser quien quiero ser.

ser-aprendiz (verbo)

“Tener el coraje de aceptar que no sé y la determinación para hacerme cargo. Cuando soy-aprendiz me expongo y tomo el riesgo de aprender.”

Creemos que no estamos condenados a que el aprendizaje “nos pase”, que podemos tener influencia sobre cómo y qué aprendemos. Estamos convencidos que ser-aprendiz es un músculo que se puede entrenar mediante pequeñas acciones en el día a día, por ejemplo:

1. Hacerse buenas preguntas

Al terminar cualquier proyecto o actividad dedicar un tiempo a pensar: ¿Qué hice bien y debería mantener? ¿Qué podría dejar de hacer pues no es relevante? ¿Qué podría hacer diferente la próxima vez para obtener mejores resultados? 

2. Soltar la pretensión del looking-good

Si en algún momento del trabajo te das cuenta que hay algo que no sabes, en lugar de fingir que tienes expertise para quedar bien, puedes declarar a tu jefe/a “no es una situación que me ha tocado vivir, pero aprenderé rápido y pediré ayuda”.

3. Aceptar que hay cosas que no sé

Eliminemos del discurso todo “yo-ya-sé”. Ya sé cómo ser un buen líder, ya sé cómo se hace, ya sé a lo que te refieres. Cuando creemos que ya sabemos es cuando dejamos de cuestionarnos, nos dejamos guiar por nuestros supuestos y dejamos de ver nuevas posibilidades. Demos espacio al no saber y preguntemos más.

4. Entender que no soy menos inteligente por tener cosas que aprender

Creemos que al mostrar que tengo espacio para aprender los demás pensarán que soy menos inteligente y en consecuencia tengo menos valor. Esto es derivar la autoestima del ser inteligente.

5. Exponerme a contextos difíciles

Aunque sea cliché “el que no se tira no cruza el río”. Creemos que el que tiene el coraje de exponerse con riesgo a fracasar aprenderá más que aquel que por cuidar su éxito prefiere no arriesgarse. En contextos difíciles e inciertos es donde tu ser-aprendiz se pondrá más a prueba.


Creemos que al ponernos en modo aprendiz se nos abren nuevas posibilidades. Aprender a ser-aprendiz es como un curso obligatorio para desarrollar habilidades, no caer en los mismos errores y lograr resultados distintos. Aunque en el corto plazo pueda doler, estamos convencidos de que ponerse en modo aprendiz se paga al largo plazo

¿hace-sentido?

Sebastián Balmaceda – Fernando Brierley

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Condal
Condal
Sep 15, 2019 8:05 pm

Qué interesante sería armar un plan estratégico de conocimientos a largo plazo, creo que voy a darle una vuelta para interiorizarme en temas de interés que no tengan que ver con mi carrera. Saludos

Cofa
Cofa
Sep 16, 2019 10:53 am

Personalmente creo que en lo cotidiano lo que más me cuesta es asumir el que no se. Y más allá del no asumir está el no darle sentido a la necesidad de aprender lo que no se.

Por eso la técnica de aprendizaje que más me sirve es cruzar el rio o tirarme a la piscina. Es ahí donde más patente está mi necesidad de aprender, donde creo que tengo un propósito y mis ganas de lograrlo son mayores a cualquier vergüenza/miedo/inconsciencia de no saber.

Muy buen post!